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13 dic 2012

Bajo la lluvia

Bailar, bajo la lluvia

Jueves 13 Diciembre 2012

Salimos del cine, tu y yo, de esa sesión de las ocho, no habíamos previsto que lloviera, y el hombre del tiempo tampoco nos avisó.
Afuera estaba lloviendo a cantaros, muy fuerte, todo lo que no había caído en todo el mes, estaba cayendo ese día, justo ese día. Decimos esperar a ver si paraba un poco, o por suerte, paraba del todo. Pero pasaba el tiempo y el agua caía tan fuerte o más que cuando salimos del cine.
El coche lo tenía un poco lejos, a unas cuantas manzanas de allí, en un descampado, corriendo podíamos llegar en 2 minutos, pero claro, la señorita tenía tacones. Después de un rato vacilando en si salir corriendo o seguir esperando, decidimos salir corriendo.
Nos expusimos a aquella imparable lluvia, yo corría por delante y tu a pocos pasos de mi, ibas más atrás. La lluvia mojaba nuestros cuerpos, la ropa se hacía más pesada, pero al final pudimos llegar al coche.
Metí la mano en el bolsillo, para sacar las llaves de mi Fiat 600, pero no estaban, ni en el bolsillo derecho, ni en el izquierdo, ni en los de atrás, no las encontraba.
Yo con cara de tonto buscando las llaves, y tú, al otro lado del coche, mirabas al cielo y sonreías  abrías los brazos y la lluvia no parecía importarte . Viste las llaves, estaban dentro, me las había dejado puestas.
Riéndonos los dos bajo la lluvia, ya empapados, no nos preocupaba mojarnos un poco más, así que, tomaste mi mano, yo tomé la tuya, y nos pusimos a bailar. Como en aquella película, tres locos bajo la lluvia, sin importar lo demás, solo tu y yo, nosotros, no importaba si nos movíamos bien, si los pasos estaban bien realizados, si nuestro baile era bonito y armonioso, eso no es lo que importaba.
Lo que en mi cabeza rondaba era la luna, las estrellas, cada una de esas gotas que rompían en nuestro cuerpo mientras nos movíamos y tú, la mujer más bella. Me mirabas, te miraba, me sonreíste, te besé. Todo era perfecto, asta que notamos que el barro de el descampado en el que estábamos, se estaba empapando y cada vez nos metía los pies más abajo, interrumpiendo nuestro beso, interrumpiendo nuestro baile. Así que en ese momento nos pusimos a correr, dirección al hotel más cercano .
Pedimos una habitación, para una noche, y con mucha prisa, subimos por las escaleras, para no tener que esperar al ascensor. Entramos, y sin perder mas tiempo, empezamos ,otra vez... ¡A bailar! 


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